Une opéra raconte la tyrannie de Fidel Castro

Before Night Falls: una ópera cuenta la tragedia cubana

Cuba y el régimen castrista que ha azotado a la isla durante más de medio siglo ha impactado a una hermosa ciudad texana a través de la música. A 20 años de su muerte, el controversial escritor anticastrista Reinaldo Arenas ocupó los titulares del mundo de la cultura con el aclamado estreno de la ópera "Before Night Falls", de Jorge Martin, en el Bass Performance Hall de Fort Worth, Texas.

El público –que abarrotaba el teatro la noche del sábado– ovacionó largo rato de pie al compositor, los intérpretes y los creadores de la puesta. Sin duda un gran éxito para la obra de Martin, que inició su largo proceso de creación en 1995, cuando obtuvo los derechos de la autobiografía de Arenas, Antes que anochezca, con la intención de convertirla en esta extraordinaria obra donde tanto el mundo mágico del escritor cubano como las terribles experiencias que padeció bajo el castrismo, encuentran su expresión.

Aunque la ópera es un arte que sublima lo terrible y la música hace más tolerables los horrores humanos, durante la escena de los fusilamientos se escucharon sollozos en la sala. En el divertido coro de las tías abundaron las risas.

Llama la atención que haya sido ante un público aparentemente tan ajeno al problema cubano y en un estado sureño donde se rinde culto a la virilidad del cowboy, donde la historia de un guajiro homosexual perseguido por una tiranía haya debutado en su encarnación operística.

El propio Martin explicó el proceso de cómo fue su obra a parar al bello teatro Bass, que parece una versión antebellum de la Scala de Milán.

"El señor Darren K. Woods, director de la Opera de Fort Worth había leído el libro de Reinaldo Arenas y le había gustado mucho. Cuando se enteró de que alguien lo estaba adaptando para una ópera se interesó en el proceso; porque en esa época [2004] ya la ópera estaba en un workshop [taller] con la American Opera Project, en Nueva York. Un amigo de Darren estaba en Nueva York y fue a ver la puesta del workshop, y luego le dijo que le había gustado. Al año siguiente se puso el primer acto también en workshop; pero el proyecto se estancó porque ellos querían que yo cambiara algunas cosas del segundo acto ».

El proyecto quedó estancado momentáneamente. "La Universidad de Boston que ya había puesto una ópera mía en un acto quería poner otra en un festival, y yo les propuse que pusieran el segundo acto de Before Night Falls, y la pusieron, con escenografía y unos cuantos instrumentos », contó Martin.

"Eso me permitió tener al menos una grabación rough (burda), imperfecta, de la ópera completa. Durante años había estado detrás de la Florida Grand Opera para el proyecto, también se lo propuse a Glimmerglass, a Seattle, Los Angeles, San Francisco, pero es muy difícil que te abran las puertas, que te escuchen, que te presten atención. Darren [Woods] era el único que quería prestarle atención. De visita en Nueva York con el director de orquesta Joe Illick, nos reunimos y decidieron poner la obra completa en workshop con el Seagull, una comunidad musical al norte de Nueva York ».

Luego, un amigo le informó de que una organización privada quería hacer una donación para algún proyecto de ópera, y ése fue el dinero que se usó para el workshop del Seagull. Que aunque fue con dos pianos en un granero con escenario pequeño, el éxito fue rotundo, según explicó Martin. "Como en el público estaba la directiva de la Fort Worth, se decidieron a montarla para el 2011; pero finalmente la anticiparon para este año, lo que demuestra cuán entusiasmados estaban ».

Martin anticipó a El Nuevo Herald otra buena noticia con respecto a su obra. "Como esta puesta fue patrocinada por completo por la FWO, Darren decidió entonces usar el resto de los fondos donados para la grabación que se hará en unos días con el mismo elenco, y se piensa que será lanzada al mercado para el otoño con la firma Albany ».

La cálida acogida que le dio la dirección de la FWO a Before Night Falls se multiplicó con el elenco y todos los participantes en el proceso de creación. Tanto el director escénico David Gately, que durante la función en más de una ocasión se emocionó hasta el sollozo, como todos los que participaron en el reparto se mostraron conmovidos durante la larga ovación final.

Wes Mason, que encarnó a Arenas, apenas podía contener el llanto. "El es mi héroe », dijo con los ojos llenos de lágrimas. Un éxito mucho más rotundo y entusiasta que el que tuvieron las otras dos magníficas producciones de este Festival de Opera de la FWO: El elixir de amor, de Donizetti, y Don Giovanni, de Mozart.

¿Cómo es que esta historia ha impresionado de manera tan tremenda a un público aparentemente tan distante a la trama? Es que en realidad no hay distancia alguna. Martin, que es también el autor del libreto –sobre una primera adaptación de Dolores M. Koch–, ha sabido darle a la trágica historia de Arenas no sólo un hermoso marco musical, sino la trascendencia que la convierte en una historia humana más allá de toda delimitación política, étnica o de orientación sexual.

Before Night Falls conmueve a todo ser humano que se sienta solidario con aquéllos que en cualquier circunstancia luchan contra la injusticia, la opresión y la mentira. Uno de los leitmotivs de la obra es: "La verdad puede más que los tiranos, puede más que la oscuridad ».

Este gran éxito de la FWO ha contado con un verdadero equipo de entusiastas de la obra, y desde la escenografía de Riccardo Hernández –una hoja de papel que se despliega y paneles movibles sobre los que se van proyectando los fondos escénicos de playas, paredones, pancartas o Manhattan– hasta la coreografía de John de los Santos con sus insinuantes ballets homoeróticos, pasando por los trajes de Claudia Stephens, las luces de Harry Fehner y los diseños para proyección de Peter Nigrini, todos trabajaron en esta creación de conjunto con un amor evidente.

Pero sin duda donde más se manifiesta ese amor de creadores es en el trabajo extraordinario de los cantantes que en ocasiones hasta tuvieron que improvisarse como bailarines.

Mason, el actor que encarnó a Reinaldo Arenas, realizó un trabajo de incorporación extraordinario. Pero el Víctor de Seth Mease Carico no resultó menos convincente en su papel de interrogador retorcido. Magnífico el Pepe de Javier Abreu –a quien hemos aplaudido en Miami en El rapto en el Serrallo— con todas sus ambigüedades y duplicidades, al igual que el emblemático Lázaro de Jonathan Blalock. Estupendo Jesús García como el Ovidio en el que se sintetizan los destinos de distintos escritores que menciona Arenas en su obra y que el cantante supo dar con seguridad y empatía.

En una historia donde abundan los roles masculinos, Martin le da peso a dos símbolos de Arenas, la Luna y el Mar. La primera, interpretada con belleza y elegancia por Cortney Ross, mientras que el Mar y la Madre quedaron a cargo de la talentosa Janice Hall.

Mención especial para los coros, a cargo de Stephen Dubberly y por supuesto, a la gran labor de la orquesta con Illick en el podio.

Fue una noche inolvidable para todos los asistentes, no sólo por el gran triunfo de una obra de arte que pronto será reconocida por los escenarios del mundo, sino porque esa noche era también un triunfo para Reinaldo Arenas y todos los que como él en algún lugar del mundo han sufrido la injusticia, la persecución, la cárcel. Una noche en la que finalmente triunfaba la verdad sobre la tiranía y la oscuridad.

 

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