La Crise la baisse du prix de Lait arrive en Colombie!

L’obscure panorama de producteurs de Lait(los lecheros)

La crisis du lait

Por: Osvaldo Villar
Desde 2002, el precio pagado por litro de leche ha ido a la baja. Los abundantes costos sólo hacen pensar en una quiebra segura.
Producción de leche en Colombia

Foto: Osvaldo Villar

Cerca de 800 litros diarios de leche se producen en la finca La Campiña, de Alberto Castellanos (izquierda). 

A la dos de la mañana, cuando la oscuridad en su finca sólo deja espacio para mirar el cielo estrellado, cuando aún no se escuchan los cantos de los pájaros ni de los gallos, mientras sus tres hijos todavía duermen, comienza una nueva jornada para Alberto Castellanos.

Bien abrigado y con las botas de caucho puestas para aplastar el barro que por estos días de invierno se mezcla con la boñiga, camina por cinco minutos hasta llegar al centro de ordeño. Allí lo espera Fernando, su hermano.

El ruido del motor a diésel rompe el silencio. Algunas de las 38 vacas que tiene en su finca La Campiña, del municipio de Simijaca (entre Ubaté y Chiquinquirá), acompañan el andar de los piñones con mugidos. Mientras uno de los hermanos conduce cada animal a su puesto, el otro coloca un succionador en cada ubre mientras el filtro va a la cantina.

 La escena se repite hasta las cuatro y media. La leche es llevada en una carretilla jalonada por caballo hasta la entrada de la finca, donde es entregada al intermediario que la llevará a las pasteurizadoras de la zona. El desayuno estará listo a las seis de la mañana, cuando los hijos de Alberto Castellanos van camino a la escuela.

“Después llega la hora de lavar cantinas, correr el establo, hacer cercas y vallados, alistar cortes, cambiar tanques y saleros, fumigar la maleza de los pastos”, cuenta con una sonrisa en los labios que golpean finas gotas de agua, las mismas que lo han acompañado durante toda la mañana.

Por estos días en que la lluvia no los ha desamparado desde las primeras horas de ordeño, Alberto y Fernando se han dado cuenta de que la producción del día deja una cantina de leche sin llenar. “Se produce menos porque el ganado se estresa. El agua y la humedad siempre les afectan”, explica Alberto, quien en un buen día alcanza a despachar cerca de 20 cantinas repletas de leche cruda.

Pero es en la entrada, en el momento de entregar su producción diaria (alrededor de 800 litros de leche), donde comienzan a presentarse los problemas. Desde 2002 han visto como los precios por litro, que en su mejor momento llegó a venderse a $900, han ido en picada. Hoy reciben $820, pero el precio seguirá reajustándose con seguridad: “Ahorita nos dijeron que lo iban a bajar entre $40 y $50. Y que de pronto habría limitaciones de leche”, comenta con un pesar que se hace evidente en sus ojos.

Es el mismo rumor que se ha apoderado de los hatos de Zipaquirá. Según el voz a voz, las pasteurizadoras y los intermediarios habrían llegado a un convenio: bajarle $50 al litro de leche y suspender las compras los fines de semana. Pero a pesar de la queja formal del Comité de Ganaderos del Área 5, no se han podido tomar cartas en el asunto. “Hemos realizado reuniones con los productores, pero no hay denuncias formales”, comenta Jorge Hernán Uribe, gerente general de la Asociación Nacional de Productores de Leche (Analac).

A las arbitrariedades del precio debe sumársele el amplio contrabando de leche en polvo y lactosueros. Según cifras de la DIAN y de la Policía Fiscal y Aduanera, los decomisos en los primeros meses del año han aumentado 378% frente al mismo período de 2009; a abril, el valor de estas mercancías alcanzaba los $770,7 millones. “Ambos productos son ofrecidos tanto al productor como al pasteurizador para hacer rendir la leche”, asegura Uribe.

Y por si fuera poco, una preocupación más ha aparecido en La Campiña. Por cuenta de una actualización catastral del Instituto Agustín Codazzi, tanto las 16 fanegadas de la finca de Alberto, como todas las demás de Simijaca, se apreciaron en cerca de 65%, lo que se traduce en impuestos más altos. Los precios de los insumos tampoco dan tregua y el panorama empeora aún más si los rumores sobre la compra de leche se vuelven realidad.

 “Si la cosa sigue así, tendré que sacar a mi hija de la universidad”, comenta con plena amargura en su voz Neftaly Pineda, administrador de una finca lechera cercana.

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